Más pronto que tarde, se acabará con los recursos energéticos fósiles, como son el petróleo, el carbón o el gas, y los nucleares. En la actualidad, estos recursos no satisfacen la demanda energética en España, y la dependencia exterior de estos combustibles supera el 90%.
La Unión Europea es un gran importador de energía. En 1998, año en que los 15 países de la UE consumieron el 16% de la energía mundial, tan sólo produjeron el 8%. La dependencia de las importaciones varía entre países, aunque la tendencia general es a importar el 50% de la energía consumida. En 1998, la Unión importaba el 7% de la producción mundial de carbón, el 10% de la producción mundial de gas natural, y el 5% de la producción mundial de petróleo. Alemania, Italia y Francia son los principales importadores de energía de la UE, mientras que Gran Bretaña es el único exportador significativo.
Sin embargo, recursos naturales susceptibles de ser utilizados como recursos energéticos, como el viento, el sol, el agua o la bio masa, abundan en muchas zonas de la Unión Europea y, especialmente en España. Así lo demuestran las estadísticas de la situación actual de las energías renovables en España, así como las previsiones hasta el 2010.
Es innegable el interés por conocer los recursos energéticos de que puede disponerse, pero la tarea es bastante difícil puesto que depende tanto de la certeza con que este dato pueda evaluarse como del coste de su aprovechamiento. Este coste depende a su vez tanto de la situación del recurso como de la tecnología para utilizarlo.
Habitualmente, se denomina reserva a las fuentes energéticas conocidas y cuya explotación es rentable con la técnica presente. Dentro de las reservas pueden considerarse las probadas o conocidas, y las probables o posibles bajo hipótesis razonables.
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